lunes, 30 de junio de 2025

Las pinturas del Monasterio de Villanueva de Sijena

Estaban muy equivocados quienes pensaban que las autoridades catalanas iban a aceptar de buenas a primeras la reciente sentencia del Tribunal Supremo que les obliga a devolver al Monasterio de Sijena las pinturas de la Sala Capitular que fueron robadas y expoliadas en 1936.

Todo está preparado en la Sala Capitular para la instalación de las pinturas. Foto del autor del blog.
La Sala Capitular del Monasterio de Sijena, lista para acoger de nuevo las pinturas arrancadas en agosto de 1936. Foto del autor.

Según el alto tribunal, el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) debe facilitar la entrega de 35 fragmentos de pinturas murales de la Sala Capitular y los 8 fragmentos de pinturas profanas que el museo barcelonés exhibe en sus salas 16 y 17. A tal efecto, el Gobierno de Aragón ha entregado en el juzgado un informe de idoneidad de la Sala Capitular del Monasterio de Sijena para acoger de nuevo las pinturas arrancadas en agosto de 1936.

Nada más conocerse la resolución judicial ya manifesté mi desconfianza y el temor de que al final tenga que ser la Guardia Civil la que vaya a por las pinturas románicas, como ocurrió hace ocho años con otras obras robadas que estaban en el museo de Lérida. 

Entrada al Monasterio de Sijena. Foto del autor del blog.
Entrada al Monasterio de Santa María de Sijena. Foto del autor.

Y es que los sediciosos nacionalistas catalanes se pasan por el arco del triunfo todas las leyes y resoluciones judiciales que no sirven a sus objetivos y a sus delirantes discursos secesionistas. Para ello, se sirven de las más disparatadas mentiras (como que las pinturas se van a deteriorar en el emplazamiento del que nunca debieron salir) o de su doctrina supremacista, afirmando que los historiadores de arte y restauradores aragoneses no están preparados para llevar a cabo el traslado.

Todo excusas de mal pagador, como bien lo ha entendido el Gobierno aragonés, que ya ha pedido en el juzgado la ejecución forzosa de la sentencia y la imposición de una penalización diaria de 5.000 euros por el incumplimiento de los plazos establecidos en su plan de trabajo de desmontaje y traslado de las pinturas, que debería estar concluido en un plazo de siete meses.

Visita reciente al monasterio de un grupo de la Universidad Popular de Zaragoza. Foto del autor.

Mientras tanto, en el Monasterio de Sijena todo está preparado para el ansiado retorno de estas valiosísimas obras de arte románico. Hace pocas fechas estuve por allí y pude comprobar que la Sala Capitular ha sido perfectamente acondicionada, al igual que lo está el museo en el que se exhiben los bienes de Sijena recuperados hasta el momento, que se exponen en los antiguos dormitorios del monasterio.

Algunas de las obras que se pueden contemplar en la sala de exposiciones habilitada en los antiguos dormitorios del monasterio. Foto del autor.

No nos queda otra que seguir peleando sin reblar para que el retorno de las pinturas se haga realidad más pronto que tarde, por mucho que les pese a los sediciosos y sus adláteres y compinches.

 

sábado, 14 de junio de 2025

Mintiendo sin piedad

Últimamente, parece como si la mentira se extendiera como una epidemia por todos los estratos sociales. No es extraño, pues, que los políticos, especialmente los que tocan poder, mientan día y noche, más allá de lo imaginable, mucho más allá del ridículo y del absurdo. No sale ni una verdad de sus bocas.



Hasta el punto de que quienes tanto nos mienten lo hacen sin ningún pudor, riéndose descaradamente de los ilusos que en algún momento creíamos en sus promesas y juramentos en campañas electorales. Hasta el extremo de que la mentira, antaño considerada como un defecto o vicio tan reprochable que hacía que la palabra de los mentirosos careciese de cualquier valor, condenándolos a una suerte de ostracismo en su círculo más cercano, hoy se ha instalado como cualidad que valoriza a quienes la practican en sus ámbitos de actuación.

En épocas pasadas, se decía que había que tener una buena memoria para no ser pillado con las manos en la masa de la mendacidad. Hoy en día ya no se necesita ninguna precaución. A una gran mayoría de políticos y periodistas, como el valor al soldado, la insinceridad y la doblez se les supone de antemano. Y si en determinado momento alguien les reprocha su carencia de honor y sus falsedades, contestan sin rubor que han cambiado de opinión o que las circunstancias ya no son las mismas que cuando hicieron tal o cual aseveración.

Seguro que todos hemos conocido en nuestros ámbitos familiares o laborales a personas tan patológicamente mentirosas que hasta parecen disfrutar de sus mezquinas invenciones, sin llegar a entender la ironía de Oscar Wilde cuando dijo que quien tiene una imaginación tan pobre que no sabe mentir, tiene que limitarse a decir escuetamente la verdad. Estos psicópatas llegan a creer que sus invenciones y desmentidos son dignos del elogio y la consideración que merecen las fantasías en las que los grandes artistas basan las tramas en las que se desenvuelven los personajes de sus mejores novelas o canciones.

El único consuelo que nos queda a quienes todavía creemos en los méritos de los hombres y mujeres de palabra es el convencimiento de que los mentirosos llevan en su pecado la penitencia. Dudo mucho de que la satisfacción que puedan alcanzar cuando consiguen engañarnos con sus trápalas compense el sentimiento de frustración, fracaso y hundimiento moral que deben de sentir cuando dicen alguna verdad y los tachamos igualmente de embusteros. Aunque posiblemente a ellos les da igual porque también se mienten a sí mismos.

domingo, 8 de junio de 2025

Azafrán, una especia muy valiosa

Recientemente se ha celebrado la quinta edición de la Feria del Azafrán del Monreal del Campo, un acontecimiento que me sirve para tratar aquí sobre las cualidades de esta exquisita especia o condimento, que tanta presencia ha tenido en el recetario de nuestra Comunidad Autónoma.

Arroz con pollo y azafrán. Foto del autor del blog.
Arroz con pollo y azafrán. Foto del autor.

El azafrán es un producto valioso, que no caro, tanto por sus cualidades y rendimiento en los platos como por el gran esfuerzo que conlleva su producción. A partir de esta premisa, no puedo estar de acuerdo con la igualación que hace el Diccionario de la Real Academia, que equipara el significado de valioso y caro, situándolos como sinónimos.

Algo caro sería aquello por lo que pagamos un precio considerable sin que haya justificación para tal desembolso de dinero. Pero pagar como se merece el precio de productos valiosos como el azafrán o la trufa negra, por ejemplo, no sería comprar productos caros sino adquirirlos en su justo valor.

Podríamos decir, pues, que el azafrán (Crocus sativus) es posiblemente la especia más costosa del mundo. También la más misteriosa y la más apreciada por los grandes cocineros. En Aragón, su cultivo tuvo mucho arraigo, hasta el punto de que durante los siglos XVI y XVII se producía aquí la mitad del azafrán que se consumía en España. Pero hoy en día, su cultivo se circunscribe prácticamente a la zona turolense del Jiloca, donde se dan unas condiciones geoclimáticas ideales para su producción.

Museo del azafrán de Monreal del Campo.
Museo del Azafrán de Monreal del Campo.

En Monreal del Campo se ubica el Museo Monográfico del Azafrán, inaugurado en 1983. Visitando este museo y conociendo lo laborioso que es su cultivo, se entiende por qué no es un producto caro, máxime teniendo en cuenta que solo se necesita una pizca del producto par dar color, aroma y sabor a un guiso o cualquier otra preparación culinaria que alimentará a un buen número de personas. Un solo dato habla por sí solo: para obtener una onza de azafrán se necesitan unas 5.200 flores.

El azafrán más valorado es el de la última cosecha, aunque se puede conservar muchos años en botes de cristal cerrados herméticamente y guardados en un lugar oscuro y con poca humedad.

A la hora de utilizarlo en la cocina, se recomienda poner unas hebras en un papel de aluminio cerca de una fuente de calor para que se pongan crujientes y se puedan reducir a polvo con el fin de que se disuelvan bien su color y sabor en un líquido, que puede ser el propio caldo del guiso que se va a condimentar.

Da mucho rendimiento en arroces, con pastas y en guisos de carnes, como los que llevan cordero o ternasco. También va perfecto en algunos postres y con pescados, así como con la bullabesa que hacen los franceses.

Yo tengo guardados los aromas y el sabor del azafrán en lo más recóndito de mi memoria gustativa y sentimental. Cada vez que lo veo y lo huelo, o saboreo en algún plato que lleva este condimento, veo a mi abuela sacando unas hebras de una cajita del armario de la cocina para utilizarlas en el guiso de aquella jornada. 

Y lo hacía como un ritual heredado de no se sabe cuántas generaciones precedentes, sabedoras todas de que aquello que iban a dar a disfrutar a sus hijos y nietos era un tesoro auténtico, digno de la mayor consideración y cariño.

Mi abuela solía hacer un arroz con pollo en el que el azafrán tenía un protagonismo especial. A continuación os pongo una receta de este plato que firmó el restaurante La Rebotica, de Cariñena, en mi libro 'Tesoros gastronómicos de Aragón', en el que el azafrán formaba parte de la docena de productos incluidos en la publicación.

Flores de azafrán del Jiloca.
Una cesta con flores de azafrán del Jiloca.


Arroz con pollo de la abuela y azafrán

Ingredientes: 500 gramos de arroz; dos alas, un muslo y contramuslo de pollo, preferiblemente de corral de pueblo; 50 gramos de jamón; una zanahoria; champiñones o setas de temporada; medio puerro y una cebolla; un kilo de tomates maduros; pimiento verde y rojo; dos dientes de ajo; aceite de oliva virgen extra, un vaso de vino blanco, sal, pimienta y, por supuesto, unas hebras de azafrán aragonés.


Elaboración: trocear las partes del pollo a utilizar, quitarle la piel, salpimentar y sofreír con aceite de oliva en una cazuela. Reservar.

En la misma cazuela o en el recipiente donde se va a cocer el arroz, poner aceite y añadir todas las verduras previamente lavadas, troceadas en cuadraditos y salpimentadas. Sofreír durante cinco minutos, más o menos, incluyendo al final el jamón cortado en tiras pequeñas.

 Añadir el arroz y dar unas vueltas con una espátula de madera, agregar el vino, el pollo y litro y cuarto de agua o de caldo de pollo. Dejar cocer a fuego medio durante unos 10 minutos. Agregar el azafrán desleído en dos cucharadas de agua caliente y dejar cocer a fuego bajo el arroz durante cuatro minutos más. Comprobar que ya está hecho y dejar reposar cinco minutos antes de llevarlo a la mesa.


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