La trucha era en tiempos pretéritos y sigue siendo hoy en día uno de los peces más apreciados en los pueblos aragoneses por su finura en el plato y por ser un producto que figura en los recetarios tradicionales desde hace cientos de años. Aunque claro, las truchas salvajes que se consumían antaño, tras pescarlas en nuestros ríos o ibones, no son como las de vivero.
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| Trucha al estilo tradicional con patatas fritas, en Can Pere, de Benabarre. Foto del autor. | 
La trucha es un pez primitivo, pues se han encontrado fósiles que datan en al menos 25 millones de años la existencia de esta especie animal, aunque algunos estudios aseguran que las truchas y los salmones, con quienes comparten parentesco familiar, ya existían hace cien millones de años. Las truchas de agua dulce evolucionaron a partir de varios grupos de salmones del Atlántico y del Pacífico que quedaron atrapados en los continentes.
Al ser un pescado blanco y muy fino, es preferido por quienes no son aficionados al sabor fuerte de los pescados azules. En los recetarios tradicionales aragoneses se hacían sin grandes florituras, bien fritas o asadas al horno, con un poco de limón y vino blanco y una picada de almendras, y otras veces enriquecidas con un poco de tocino entreverado, hoy en día sustituido por un buen filete de jamón.
RECETAS
Para asarlas al horno, hay que hacer primero una salsa elaborada con un sofrito de cebollas, tomate y pimiento. Una vez hecho el sofrito, se añaden dos cucharadas de harina y un cuarto de litro de agua con zumo de limón. Se pasa por el pasapurés y se echa la salsa resultante por encima de las truchas, que habremos limpiado y colocado en una bandeja. También se rocían con un chorro de vino blanco y, si es de nuestro gusto, se espolvorean con una picada de almendras. Después, se ponen al horno hasta que estén en su punto.
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| Trucha arco iris de piscifactorías de Pirinea. Foto de La Coruñesa. | 
Otra preparación similar consiste en marcar las truchas e introducir rodajas de limón en las incisiones antes de ponerlas al horno. Un poco antes de que estén asadas, se les echa una picada de ajo y perejil y un poco de vino blanco. Y si es del gusto de los comensales, en ese momento se pueden rellenar con jamón.
No obstante, la forma más sencilla de prepararlas es simplemente fritas en una sartén en un buen baño de aceite de oliva hasta que la parte exterior quede crujiente. Es también el modo de apreciar mejor sus delicados sabor y textura.
Como curiosidad, cabe recordar que el franciscano zaragozano Juan Altamiras insistía en sus recetarios en que las truchas no debían ser condimentadas con tocino entreverado ni manteca en los días de abstinencia, a pesar de la poca entidad de estos ingredientes en el conjunto del plato.
COMÚN Y ARCO IRIS
En la región aragonesa se pueden pescar la trucha común o trucha de río (Salmo trutta) y la arco iris (Oncorhynchus mykiss), que es muy similar a la anterior. La común es esbelta, tiene de 30 a 40 centímetros de longitud, aunque puede alcanzar los 80 centímetros y un peso de unos 10 a 15 kilos. Al atardecer, en algunos embalses pirenaicos, como el de Eriste, es un espectáculo ver grandes ejemplares de trucha saltar emergiendo del agua para atrapar algún insecto.
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| Trucha arco iris. Foto de caviar Pirinea. | 
La trucha arco iris es la especie más cultivada en las piscifactorías, como las del grupo Pirinea. Presenta una coloración verde azulada y oscura en el dorso, con los lados más claros y el vientre tirando a blanco. Tanto en el vientre como en el dorso se aprecian pequeñas manchas de color negro. Sus flancos poseen una banda ancha y de color anaranjado o rojizo. Por lo general no supera los 40 centímetros de longitud.
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| Tartaleta de tartar de trucha con sus huevas, del chef Cristian Palacio, del restaurante zaragozano Gente Rara. | 
De la trucha también se pueden aprovechar sus huevos, que se consumen en forma de caviar. Son más bien grandes, comparados con los del esturión, y de color amarillo o asalmonado. Este caviar tiene la ventaja de ser barato, comparado con el de otros pescados. Su colorido y sabor propician su utilización en múltiples recetas.
 
 
 
 
 
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