miércoles, 1 de enero de 2025

Como la vida misma

Se nos ha escapado 2024 como una estrella fugaz y nos hemos plantado, casi sin darnos cuenta, ante otro taco de calendario, buen momento para hacer algún balance que otro y de plantearnos una lista de proyectos y buenas intenciones para los próximos 365 días. 

Francesca y Robert en una escena de 'Los puentes de Madison'.

Iba a hacerlo y he caído en la cuenta de que en este recién nacido 2025 se cumple el 30 aniversario de 'Los puentes de Madison', una película que fue acogida con cierta frialdad por los entendidos de cine en el año de su estreno, como lo prueba el hecho de que no recibió ningún premio, sólo una nominación al Óscar para Meryl Streep como mejor actriz, y otras dos nominaciones a los Globos de Oro. 

Sin embargo, se ha convertido en una cinta imprescindible para los amantes del género, de esas que gusta ver de cuando en cuando y dejar correr otra vez la lágrima con un magistral relato en imágenes, palabras y música que, en el fondo, es una historia real como la vida misma. Porque, a ver, ¿quién no ha vivido una situación similar a la de Robert y Francesca, quién no ha tenido que seguir alguna vez solo su camino porque otra persona no se atrevió a abrir la puerta a una nueva vida? 

A mí, para bien o para mal, y aunque pueda estar marcada por la evidente carga de melancolía que lleva consigo aumentar los dígitos que marcan tu edad, esta historia me puede servir como encabezamiento ante el nuevo año. Melancolía, nostalgia y cierta desesperación, quizás porque ya nos vamos haciendo mayores para seguir aspirando a protagonizar estos cuentos de hadas.

Como colofón a esta perorata y como siempre se impone brindar por las venturas y por la prosperidad ante el año recién nacido, no puedo por menos que hacer mío un poema de William B. Yeats mientras escancio un poco de vino del Somontano en mi copa:

El vino entra en la boca
y el amor entra en los ojos.

Esto es todo lo que en verdad conocemos
antes de envejecer y morir.

Así, llevo el vaso a mi boca,
y miro tu retrato, y suspiro.

2 comentarios:

  1. Feliz año, José. Esto de las celebraciones navideñas es lo que tiene, que nos recuerdan lo inexorable del paso del tiempo. Sobre todo a los que ya tenemos una edad... Pero bueno. Aquí estamos que no es poco. Aparte de todo quizá te sorprenderá. pero no había visto nunca esta película hasta justo estos días pasados. La vimos juntos los cuatro de la familia y nos encantó y emocionó a todos. O sea que sin quererlo hemos contribuido a celebrar el 30 aniversario de su estreno. Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Así es, Ramón, el tiempo vuela, no es exagerada la advertencia de los clásicos latinos, y hay que aprovecharlo momento a momento. Por ejemplo, visionando películas como ésta, convertida ya en un clásico del cine romántico. Feliz año y muchas gracias por tu comentario. Saludos.

    ResponderEliminar

Chiretada popular en Barbastro

La Plaza del Mercado de Barbastro fue escenario el pasado sábado, 25 de octubre, de otra convocatoria gastronómica dedicada a ensalzar la ch...