Muchos de los sobrarbenses o ribagorzanos que abandonaron sus casas en la montaña se asentaron después en ciudades de la tierra baja como Barbastro, Monzón o Fraga, en las que han podido seguir escuchando el rumor de tu cauce.
|  | 
| El Cinca, a su paso por Monzón. | 
Tú les traes noticias de lo que ha ido sucediendo aguas arriba, les hablabas de las penas por los que seguían marchando, pero también les acercabas las nuevas de los que peleaban por mantener sus medios de vida, sus señas de identidad culturales y sus costumbres ancestrales, algunas de ellas recuperadas, como la Morisma de Aínsa, los carnavales de Bielsa o Chistau y el descenso de las navatas con las que antaño tú transportabas las riquezas madereras desde los valles altos hasta las tierras llanas.
Tu rumor, recogido de las aguas que el Cinqueta vierte a ti en Salinas, también les hablaba de esos intentos desesperados por fijar la población en los pueblos más lejanos, de ese grito desgarrado de los solteros de Plan reclamando mujeres con las que poder formar una familia y mantener el fuego encendido en sus hogares para generaciones posteriores.
|  | 
| El Cinqueta baña el valle de Plan. | 
Algunos de los que emigraron encontraron su medio de vida en los complejos industriales creados junto a tu cauce, sobre todo en Monzón y en Barbastro. Otros mantuvieron sus actividades agrarias y ganaderas en las nuevas zonas de regadío impulsadas por el Canal de Monegros que abasteces desde el pantano de El Grado -cómo no acordarse del vino del Somontano a cuya crianza contribuyes aportando millones de gotas de agua con los sistemas de riego que atraviesa este canal- o por el Canal de Aragón y Cataluña que bebe del embalse de Barasona, en la cuenca de tu río hermano Ésera, del que tú mismo te nutres poco antes de llegar al término de Barbastro.
Este río, que recibe a su vez al Isábena en Graus, es tu más caudaloso afluente. Tiene la fortuna de atravesar paisajes bellísimos y pueblos como Benasque, Campo, Castejón de Sos y la citada localidad grausina, en las que se convierte en un privilegiado testigo del legado artístico e histórico que los siglos han ido depositando en estos valles.
|  | 
| El río Ésera, en el embalse de Eriste. Foto del autor. | 
Pueblos con sabor medieval o iglesias y ermitas que son auténticas joyas del arte románico salpican los valles de Sobrarbe y Ribagorza cuyas aguas van a parar a ti, Río Cinca. Por eso eres un río culto y también un río sabio, y te sabes adaptar por igual a las angostas gargantas y profundas foces de tus tramos superiores como a las mesetas áridas y espaciosas del Somontano.
Esencias del Guara y el Vero
Antes de llegar a estas tierras bajas ricas en viñas y almendros recoges rumores de otros lugares privilegiados de tu cuenca, como el Valle de la Fueva, cuyos aromas llegan a tu cauce a través del río de la Nata y del Usía.
Algo más abajo, te llegan las esencias recogidas en la sierra de Guara por el Susía y por el Vero, otro río fundamental en el panorama de tu cuenca, pues en él se han encontrado los más antiguos vestigios de la presencia humana en tu zona de influencia. Los yacimientos arqueológicos y la práctica de los descensos de barrancos han dado gran actualidad a este río que baña la fértil huerta barbastrense, cuyos ricos productos se venden desde hace cientos de años en los tradicionales mercados de la capital del Somontano.
|  | 
| El Vero, a su paso por Barbastro. | 
Por los restos hallados en las cuevas y abrigos de la ribera del Vero sabemos que nuestros antepasados poblaban estas tierras desde el Paleolítico. Son muchos siglos de historia que se enriquecieron con la llegada de numerosas corrientes migratorias de pueblos indoeuropeos a través de los pasos naturales del Pirineo.
Los romanos también dejaron constancia de su sueño imperial en diversas partes de tu recorrido, sobre todo en las proximidades de tu desembocadura en el Ebro. Algunos restos de su cultura han sobrevivido hasta hoy, aun a pesar de las correrías de los visigodos y de las luchas entre cristianos y árabes, necesarias para que el Reino de Aragón expandiese sus posiciones en tus riberas a través del Ara y de la plaza fuerte de Boltaña, la otra gran capitalidad, junto a Aínsa, del Sobrarbe milenario, en el que transcurre toda tu niñez y juventud.
| Unión de los ríos Cinca y Segre. Foto de Vriullop. | 
La fecundidad cultural te acompaña también en tu madurez como río. De esa riqueza invisible atesorada bajo tu caudal bebieron en su niñez los que ya son inmortales naturales de tu ribera, como los barbastrenses hermanos Argensola, como Ramón José Sender, que paseó su genialidad creadora en tus riberas durante su infancia, tras venir al mundo en Chalamera.
O como el sabio de la literatura española José Manuel Blecua, al que viste nacer en Alcolea, y el tenor Miguel Fleta, que vio la primera luz en Albalate de Cinca.
En tus últimos tramos de vida, te expandes, orgulloso, para llenar de riqueza y de vida los términos agrícolas de Fraga y Torrente de Cinca. Poco después de unirte al Segre, marchas decidido a tu unión con el Ebro, en donde encuentras el sabor de otras antiguas tierras de Aragón que el padre de todos los ríos ha ido tomando durante su periplo por el viejo Reino.
|  | 
| Navegando por el Ebro, en Benifallet. Foto del autor. | 
Así te recuerdo, Río Cinca, como ese hijo mayor de la montaña inmutable e imperecedera, nexo de unión entre tierras y hombres, camino y despensa de los pueblos por los que pasas, espejo cristalino que estamos obligados a conservar para que puedan reflejarse y reconocerse en él las generaciones a las que tendremos que entregar el testigo en el futuro.
|  | 
| El embalse de Mediano, visto desde Muro de Roda. Foto del autor. | 
Tal vez algún día de ese incierto tiempo que ha de venir, lo que quede de nosotros habrá sido esparcido entre los almendros en flor del Somontano barbastrense y alguna minúscula brizna llegue hasta tu cauce, arrastrada por el viento o mecida por las aguas del Vero. Volveremos a sumergirnos en tu rumor inconfundible, que nos acompañará en el plácido sueño que nos ha de llevar a ese mar lejano cuyas gotas evaporadas volverán a recoger, en forma de lluvia, la magia de Monte Perdido.
 
 
 
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario