jueves, 27 de junio de 2024

40 años de EFE en Aragón

La Agencia EFE está conmemorando estos días el 40 aniversario de la creación de su delegación en Aragón, efeméride que me sirve para comentar una batallita de abuelo del periodismo, pues tuve la suerte de ser testigo directo y de participar activamente en aquel importante momento para el mundo de la comunicación en nuestra región. 

Aún guardo con cariño el carné de corresponsal de la Agencia EFE en Huesca, cuya fecha de expedición fue el 3 de julio de 1984, hace exactamente 40 años.
Guardo con cariño mi carné de corresponsal de la agencia EFE en Huesca.

Resulta que por aquel entonces quien suscribe acababa de aterrizar en 'Nueva España', periódico de la cadena de medios del Movimiento que fue privatizado y que pasó a ser propiedad de una sociedad con mayoría de capital de la Diputación Provincial de Huesca. Los nuevos propietarios nombraron director al tristemente desaparecido Antonio Angulo, quien logró conformar una buena plantilla de jóvenes periodistas aragoneses recién licenciados, como era mi caso y el de José Antonio Almunia, o con algunos pocos años de experiencia pero con una enorme proyección, como era el caso del jacetano Juancho Dumall.

Y fue en aquellas fechas cuando el recién nombrado delegado de EFE en Aragón, José Martínez de Velasco, montó una nueva red de corresponsales por toda la región con periodistas de la nueva escuela. Si la memoria no me falla, fue Antonio Angulo quien le recomendó a Martínez de Velasco que nos encargase a Juancho Dumall y a mí hacernos cargo de la corresponsalía de la segunda ciudad de Aragón. Cosa que hicimos con gran ilusión y ganas, aprovechando las posibilidades que nos brindaba estar en primera línea informativa desde el periódico oscense, que en poco tiempo pasaría a llamarse 'Diario del Altoaragón', coincidiendo con una radical transformación tecnológica que permitió dejar atrás la época de las linotipias y las páginas de plomo.

Una de las fotos de la primera Caravana de Mujeres de Plan forma parte de la exposición montada en el paseo de la Independencia, en Zaragoza.
Foto de la primera Caravana de Mujeres de Plan, en la exposición del paseo de Independencia.

Fueron años enormemente fructíferos pues, además de que había un enorme horizonte para poner en práctica los nuevos métodos de periodismo que habíamos aprendido en las universidades, se respiraban unos sanos e inagotables vientos de libertad de información y de opinión, gracias a la Transición y a la llegada de los gobiernos de Felipe González. Las sinergias que se conformaron con nuestro doble papel beneficiaron también mucho al diario oscense, pues favorecieron que las noticias que se publicaban en 'Nueva España' primero y 'Diario del Altoaragón' después saltasen a los teletipos de la agencia por todo el país y también, en algunos casos, por el mundo entero. Tal sucedió, por ejemplo, con la noticia de la caravana de mujeres de Plan, primicia de 'Nueva España' que encontró un eco nunca visto en muchos rincones del planeta.

Precisamente, una foto de la primera edición de la Caravana de Mujeres, que tuvo lugar en Plan en marzo de 1985, forma parte de la  exposición de fotografías instalada en el paseo de la Independencia de Zaragoza para conmemorar este 40 aniversario.

Fueron unos años inolvidables que uno recuerda con agrado y satisfacción, al igual que recuerdo la impronta que nos dejó Martínez de Velasco, Pepe para los amigos, un periodista de raza para quien la ética y la independencia eran los puntos de partida imprescindibles para ejercitar un periodismo veraz y de calidad. 


Foto de José Martínez de Velasco, fundador de la Delegación de EFE en Aragón.
José Martínez de Velasco, periodista que montó la Delegación de EFE en Aragón.

En recuerdo de un gran periodista

Sirvan estas líneas de humilde homenaje a José Martínez de Velasco, compañero que desarrolló toda su carrera profesional en la agencia EFE, a la que se incorporó en 1977 y en donde llegó a ser redactor jefe de Nacional tras la creación y estancia durante unos años en la Delegación en Aragón. Después se especializó en información religiosa, y fundó y presidió la Asociación de Periodistas de Información Religiosa. Falleció en Madrid el 10 de abril de 2020, víctima del coronavirus, a los 67 años de edad.


domingo, 23 de junio de 2024

Diez lugares en los que regalarse el paladar en Zaragoza

Hace tiempo que Zaragoza tiene fama, dentro y fuera de Aragón, de ser una ciudad en la que se come y tapea bastante bien. Para quienes vienen de visita alguna vez por la capital del Ebro o para los zaragozanos que quieran disfrutar de una ruta por algunos de los mejores establecimientos de la ciudad, os pongo aquí mis diez favoritos en el centro de la capital aragonesa.

Los hermanos Carcas Armingol y la tapa La mar de pincho, que quedó campeona de España en el concurso de Valladolid.
Los hermanos Carcas Armingol y su tapa campeona de España.

1. CASA PEDRO. Para mí, el número uno, sin lugar a dudas, el mejor de Zaragoza, es Casa Pedro, donde ofician los hermanos Carcas Armingol, que han ganado los principales concursos de tapas y de cocina de Aragón y de España con todos los merecimientos. Disponen de una amplia carta para disfrutar de la mejor y más auténtica cocina tanto en formato plato como en raciones y tapas. Con este 'La mar de pincho' se llevaron el Concurso Nacional de Tapas de Valladolid en 2018. Está en la calle Cadena, 6, muy cerca del Coso y de la calle de San Miguel.



Michel Velasco, chef y propietario de Casa Juanico, muestra su bien surtida barra del establecimiento.
Michel Velasco, en la bien surtida barra de Casa Juanico.

2. CASA JUANICO. Otro establecimiento con una amplísima trayectoria entre los más clásicos de la ciudad es éste ubicado muy cerca de la zona del Tubo, en la que hay un amplísimo surtido de tapas y raciones, además de carta de platos y menú. Su chef y propietario, Michel Velasco, está siempre dispuesto a aconsejar a los clientes que llegan para pasar buenos momentos gastronómicos. Es imprescindible probar su 'Jamón con chorreras', una tapa con casi 60 años de existencia. Ubicado en la calle Santa Cruz, 21, al lado del Museo Goya.



Plato de steak tartar, una de las especialidades del restaurante y taberna Palomeque.
El steak tartar es una de las especialidades del Palomeque.

3. PALOMEQUE. Al más alto nivel de oferta culinaria y vinícola se encuentra también este establecimiento que está muy cerca del Tubo pero fuera de su delimitación. No conozco a nadie que se haya ido alguna vez insatisfecho de este local, en donde trabajan a la perfección productos de temporada, tanto vegetales como productos cárnicos y pescados. Una simple anchoa sobre hielo picado alcanza aquí la calificación de matrícula de honor. Está en la calle Agustín Palomeque, 11.


Plato en el que se presenta el 'guardia civil' con sus aliños en Casa Amador.
Guardia civil y sus aliños de Casa Amador.

4. CASA AMADOR. Menos trayectoria en el tiempo que los anteriores tiene esta taberna especializada en bocatines y raciones en las que predominan los productos marinos, perfectamente presentados y aderezados. Tienen también una amplia carta de vinos para combinar sus propuestas culinarias de forma que el conjunto se ha ido asentando para destacar en una zona con mucha oferta hostelera, cerca de la plaza de San Pedro Nolasco y del Tubo. Está en la calle del Refugio, número 8.



Plato en el que se muestra el gran surtido de mariscos que ofrece Tragantúa.
Surtido de mariscos para regalarse el paladar en Tragantúa.

5. TRAGANTÚA. En el mismo sector del Casco Antiguo zaragozano se encuentra este establecimiento perteneciente al Grupo Los Cabezudos y especializado en mariscos y pescados, sin olvidar sus arroces y unas pocas y selectas propuestas carnívoras de la máxima calidad, como el resto de su repertorio. Y si se quiere combinar por lo más alto lo que ofrece su carta sus profesionales le aconsejarán para disfrutar de vinos, cavas y champanes de alta gama. Está en la plaza de Santa Marta, s/n.



Imagen con la amplia muestra de tapas de Bodegas Almau.
Una muestra de la amplia oferta de tapas en Bodegas Almau.

6. BODEGAS ALMAU. Si nos adentramos en la más típica zona de tapeo de Zaragoza, el Tubo, es imprescindible una visita a Bodegas Almau, uno de los más antiguos establecimientos hosteleros de la ciudad, que conserva ese sabor tradicional en su diseño y decoración. Además, su oferta vinícola es imbatible, con cientos de referencias de vinos de dentro y de fuera de Aragón. Que se pueden combinar con una amplia gama de tapas, entre las que destacan sus variadas y suculentas croquetas. Está en la calle de los Estébanes, 10.


Plato con varias muestras de las bolas cinco quesos que se ofrecen en la Antigua Casa Colás, en el Tubo zaragozano.
La tapa con bolas cinco quesos de Antigua Casa Colás.

7. ANTIGUA CASA COLÁS. También en el Tubo, en la popular calle de Los Mártires, a la que se puede acceder directamente desde la plaza de España, encontramos este antiguo establecimiento puesto al día tanto en sus instalaciones como en su oferta gastronómica. Desde humildes vinagrillos y tapas de toda la vida hasta creaciones que son auténticas explosiones de sabores, como las 'Bolas cinco quesos' de la fotografía. Ubicada en calle de los Mártires, 10.


Plato con un amplio surtido de tapas que se pueden degustar en Méli-Mélo.
Plato para degustar la variedad de tapas de Méli-Mélo.

8. MELI-MELO. Un bar restaurante que ha alcanzado en los últimos años un merecido prestigio es el Méli-Mélo, en donde tienen la delicadeza de ofrecer un combinado en miniatura de sus más celebradas tapas y raciones. También es un lugar muy recomendable para tomar un menú del día con una buena relación entre la calidad y el precio. Está en la calle Mayor, 45. Tiene un hermano pequeño, el Méli-Mélo del Tubo, dentro de la zona más típica del tapeo. 


Platos de sardinas a la plancha y patatas asadas, especialidades de La Flor de la sierra.
Sardinas y patatas asadas, especialidades de La Flor de la Sierra.

9. LA FLOR DE LA SIERRA. Almacén de vinos de toda la vida reconvertido en taberna que conserva sus señas de identidad en forma de raciones que ya forman parte de la memoria gustativa de varias generaciones de zaragozanos. Imprescindible probar sus sardinas a la plancha y sus patatas asadas acompañadas de distintas salsas, como alioli, de ajoaceite o mojo picón. Está ubicado en la calle San Valero, 8, a muy pocos metros de la Basílica del Pilar y de la catedral de La Seo.


La oreja de cerdo, una de las señas de identidad del Restaurante Casa Agustín, en Zaragoza.
La oreja de cerdo, una de las señas de identidad del Restaurante Casa Agustín.

10. RESTAURANTE CASA AGUSTÍN. Establecimiento hostelero que se trasladó a la capital aragonesa desde Albalate del Arzobispo hace muy pocos años y se trajo consigo todas sus especialidades culinarias, como las mundialmente famosas orejas de cerdo, con las que se ha hecho un hueco importante en la oferta gastronómica zaragozana. Dispone de amplia variedad de tapas, raciones y platos para comer tranquilamente en el restaurante, además de una distinguida carta de vinos. En la calle Cadena, 20.

miércoles, 19 de junio de 2024

Un Negroni muy veraniego

Es bien cierto que el verano es una estación muy propicia para practicar lo que de un tiempo a esta parte se llama vermuteo: tomar el tradicional vermut y el aperitivo antes de comer o de cenar.

Hay quien toma el vermut a palo seco, normalmente con hielo y un trozo de limón. Hay quien le añade algo de soda y una oliva. Y hay quien, aunque sea de vez en cuando, gusta de combinar diferentes sabores gracias a la coctelería, ya sea utilizando fórmulas clásicas o echando mano de la creatividad.

Me confieso un seguidor incondicional de las bebidas amargas, así que lo de tomar el aperitivo con vermut, campari o bebidas similares es algo que me entusiasma. Hace muchos años, disfrutaba con el Cynar, un aperitivo hecho de alcachofas que estuvo muy en boga y que después cayó poco a poco en el olvido.

Entre mis preferidos están el cóctel Negroni, cuya fórmula clásica incluye vermut rojo (para mí, cuanto menos dulce y más amargo mejor), campari y ginebra a partes iguales. El único inconveniente que tiene es que es un cóctel muy alcohólico, así que normalmente opto por el Cóctel Americano, que lleva campari y vermut pero no ginebra. Para adaptarlo más a mi gusto, le echo un poco más de campari que de vermut.

En esta entrada vermutera os pongo el enlace de un vídeo que hicimos hace unos años para elaborar un Negroni muy veraniego, preparado por Pablo Lubiano en un local zaragozano que está en la plaza de Santa Cruz y que se llama, precisamente, El viejo Negroni. Pablo sustituye el campari por vino rosado, en concreto de Bodega Enate, de la D. O. Somontano, para que sea más fresco y menos alcohólico. ¡Que lo disfrutéis!

Pablo Lubiano, del restaurante El viejo Negroni, preparando un cóctel negroni con vino rosado, muy apropiado para el verano.
Pablo Lubiano, preparando el negroni con vino rosado.

Ahí va un Buñueloni

Muchos de vosostros sabréis que el genial cineasta aragonés Luis Buñuel era un gran bebedor de cócteles, especialmente del Negroni. Aunque, al final, hizo alguna variante para acoplarlo mejor a sus preferencias. Tomaba el cóctel sin campari, que sustituía por otro amargo, vermut Carpano Punt e Mes. Así que terminó llamándolo Buñueloni.


viernes, 14 de junio de 2024

La trenza que vino de Centroeuropa

Periódicamente, salta a la palestra la excelencia de uno de los tesoros grastronómicos aragoneses más apreciados por los consumidores españoles: la Trenza de Almudévar. Recientemente, la actriz Victoria Abril, que estuvo en el Festival de Cine de Huesca para recoger un premio, probó allí este producto de Pastelería Tolosana y quedó encantada, de forma que se le ocurrió promocionarlo en su visita, días después, al programa 'El hormiguero'. Aunque nunca vienen mal estas promociones en espacios televisivos, de radio o de prensa escrita, lo cierto es que la trenza oscense goza de gran popularidad desde hace muchísimos años. Ya durante la celebración de la Expo de Zaragoza, en 2008, fue uno de los 'souvenirs' más buscados por los miles de visitantes que llegaron a la capital aragonesa para recorrer los pabellones del recinto ferial.

Por aquellas fechas, en agosto de 2008, publiqué un reportaje en Heraldo en el que hablaba sobre el origen de este producto pastelero, que en realidad procede de tierras centroeuropeas y llegó al Alto Aragón a través de Logroño.

Fue en los años veinte del siglo pasado cuando Mariano Tolosana fundó la panadería que más tarde daría origen al negocio de pastelería que actualmente regentan sus nietos. Uno de ellos, Jesús Tolosana, recuerda que fue hace ya casi medio siglo cuando se comenzó a elaborar el dulce que ha pasado a convertirse en un producto tradicional en Aragón. Desde entonces, la progresión de este producto en el mercado ha sido imparable. 

En 1994, Tolosana fabricó 5.000 unidades. A comienzos del siglo XXI la tirada alcanzó las 150.000 trenzas y en 2005 se llegaron a vender 190.000 dulces en los establecimientos que la familia Tolosana tiene en Almudévar, Huesca y Zaragoza. En el año de la Expo se vendieron 350.000 trenzas. Hoy en día, la producción andará cercana al medio millón de unidades anuales.

A esas cifras hay que añadir los miles de trenzas que se fabrican en al menos media docena más de obradores de pastelería que hay en la provincia de Huesca y de otros de Zaragoza y de Teruel. En estos otros casos, claro está, los productos no pueden llamarse Trenza de Almudévar, marca registrada por la familia Tolosana.

Lo que no mucha gente sabe es que la trenza llegó de Centroeuropa a través de Logroño. Fue en la capital riojana donde los Tolosana tomaron contacto con la trenza. La que se hace allí es más esponjosa, aunque la fórmula de la masa es muy parecida: se trata de un brioche hojaldrado que se elabora con harina, agua, leche, azúcar, mantequilla y levadura. Lleva además como componentes frutos secos y pasas. 

En la provincia de Huesca, además de la de Almudévar -que goza desde 1994 del distintivo de C de calidad-, se elaboran trenzas en la capital de la provincia y en obradores de sitios tan alejados como Sallent de Gállego o Monzón. En la pequeña localidad de Montmesa, próxima a Huesca, hay otro obrador de pastelería artesanal, Antiga, del que salen unas trenzas de gran calidad. 

La aceptación que tiene este producto se debe a que gusta a casi todo el mundo, a que se puede consumir a cualquier hora del día -acompañando al café con leche del desayuno, al postre de una comida o como elemento principal de la merienda-, a que es fácil de transportar y porque se conserva fácilmente hasta cinco o seis días sin que necesite frío. 

La famosa Trenza de Almudévar, un postre inspirado en la pastelería centroeuropea que adoptaron en Pastelería Tolosana, dándole personalidad propia.
La famosa y rica Trenza de Almudévar.

Hasta quince creaciones diferentes
Tras varios años de éxitos imparables con la tradicional Trenza de Almudévar, la familia Tolosana comenzó a diversificar el producto, ofreciendo nuevas creaciones a partir del formato original. Actualmente, hay una quincena de trenzas disponibles en la página web de Tolosana, unas dulces y otras saladas, como las trenzas de longaniza, la de pesto, la vikinga o la de Graus. Con tal variedad de productos, las posibilidades de maridajes con vinos es amplísima. La trenza tradicional combina muy bien con vinos dulces, por ejemplo de variedad moscatel, aunque se agradece que no sean excesivamente dulces para que el conjunto no resulte muy empalagoso.



martes, 11 de junio de 2024

Albóndigas o hamburguesas

 Entre las distintas teorías que circulan por ahí sobre el incierto origen de las hamburguesas de carne, hoy tan en boga gracias a la globalización y a la tontería de no pocos cocineros que se rinden a las corrientes de moda favorecidas por insulsas jornadas y concursos gastronómicos, hay una que asegura que fue un muchacho de 15 años, llamado Charlie Nagreen, quien tuvo la genialidad de poner sus albóndigas entre dos rebanadas de pan para aumentar sus ventas en la ciudad de Wisconsin. Eso habría ocurrido hacia 1885, fecha en la que también se fija otra posible creación del preparado, en este caso en Nueva York, por obra y gracia de los hosteleros neoyorkinos oriundos de Hamburgo Menches Brothers.

Bueno, pues está muy bien que tomando como punto de partida las tradicionales albóndigas, esta preparación cárnica tuviese un gran auge a lo largo de todo el siglo XX y que los norteamericanos la extendiesen por todo el mundo. Lo que ya no me parece tan bien es que hoy en día se hayan multiplicado sin control establecimientos y cadenas de comida rápida que ofrecen auténticos desperfectos culinarios en forma de múltiples chorradas con forma de hamburguesa en las que encuentran la excusa perfecta para darte una clavada. Así me ha pasado a mí bastante a menudo en los últimos años. La última vez, hace pocos meses en Goiko, en Zaragoza, donde comí una hamburguesa grasienta y escasa de carne, con unas patatas fritas incomestibles, por la que me cobraron 13 euros.

La cuestión me sirve para poner de relieve cómo nos embaucan con falsos alicientes gastronómicos cuando lo que están haciendo es darnos gato por liebre y cuando lo que se está produciendo es una demolición imparable de la cocina tradicional. Y el principal problema, se me antoja a mí, es que la gran mayoría de los miles de jóvenes que son fervientes clientes de esas cadenas de hamburguesas en las que la calidad del producto no es precisamente su seña de identidad, seguramente no han probado nunca unas albóndigas de las de toda la vida, de las que hacían nuestras abuelas y bisabuelas en las cocinas del Pirineo o de otros pueblos de la tierras bajas aragonesas.

Así que aquí dejo la receta tradicional por si ellos o sus madres quieren revivir tiempos y sabores pretéritos pero nunca pasados de moda. Incluiría los siguientes ingredientes por cada medio kilo de carne picada: 1 huevo, 2 dientes de ajo, 1 chorrito de leche, miga de pan remojada en la leche, harina, sal, un chorrito de brandi, nuez moscada, perejil y pimienta. Todos los ingredientes hay que mezclarlos muy bien, teniendo cuidado de escurrir bien la leche de la miga remojada, hasta que se forma una masa uniforme. Después se van haciendo las bolas de carne, se enharinan y se fríen a fuego lento en una sartén con aceite de oliva. Las albóndigas se pueden acompañar con una salsa de tomate, con patatas fritas o con harina frita. Si nos apetece, a esta masa se le puede dar también forma de hamburguesa, no hay problema. En cualquier caso, la clave está, ya sean albóndigas o hamburguesas lo que hagamos en casa, en utilizar una buena carne picada, bien de buey, de ternera o de cerdo, bien mezclada procedente de vacuno y porcino.

Albóndigas de ternera con puré de patata y rusiñoles que sirven en el restaurante Casa Chongastán, en Chía (Huesca).
Albóndigas de ternera con puré de patata y rusiñoles de Casa Chongastán.

Tradición puesta al día en Casa Chongastán, en Chía
Ir a comer al restaurante Casa Chongastán, de Chía, en el valle de Benasque, es siempre una grata experiencia. Allí hacen, por ejemplo, un rico plato de albóndigas de ternera con puré de patata y rusiñoles, ingredientes todos ellos de la sierra de Chía y de auténtico kilómetro cero, pues tienen ganadería y huertos propios. Además, es una zona con una gran riqueza micológica. En mi modesta opinión, los platos que se sirven en esta casa responden al modelo ideal de lo que debería ser una cocina tradicional puesta al día. 
Además del trabajo sobresaliente en la cocina, la sala del establecimiento es luminosa y acogedora, todo está muy limpio y el ambiente y el paisaje son insuperables. Por si fuera poco, los propietarios y el servicio son encantadores y muy profesionales. Es sin duda la mejor gastronomía de paisaje y paisanaje que uno puede encontrar en el Pirineo. Junto al restaurante tienen también carnicería, donde se puede hacer acopio de los mejores productos para luego cocinarlos en casa.


miércoles, 5 de junio de 2024

Fritada de calabacín con conserva de costilla de cerdo

El calor empieza a apretar y los huertos dan ya cuenta de la próxima llegada del verano ofreciéndonos productos propios de la época de mayor esplendor hortícola. Los calabacines, por ejemplo, ya se están cogiendo en gran cantidad desde hace unos días. Esta verdura siempre ha sido muy socorrida para elaborar fritadas, sola o en compañía de otros muy variados productos de la huerta.

En la cocina tradicional montañesa son muchas las variantes de fritadas de verduras. Hoy hablamos de una en la que es protagonista el calabacín, que aquí se acompaña de cebolla, pimientos, ajo y patatas. Estas últimas también están muy presentes en las fritadas porque aportan consistencia y estructura al preparado. Pero además de las patatas, esta fritada lleva también 'pizca' de carne, de forma que bien puede constituir un plato único para esta época de primeros calores. O le puede preceder, si acaso, un buen tazón de gazpacho bien fresco o una sencilla ensalada de tomate, por ejemplo.

Para elaborarla, en tiempos pretéritos se utilizaba una cazuela de hierro o 'caserola', aunque ahora podemos servirnos perfectamente de una sartén grande o de una cazuela normal y corriente o incluso de la olla exprés. Se pone en el recipiente aceite de oliva y cuando esté caliente se van incorporando la cebolla cortada en juliana, las patatas en rodajas más bien finas, al igual que el pimiento rojo o verde y los calabacines.

Cuando está a mitad de cocción, se añaden los trozos de costilla de cerdo en conserva, sobre los que espolvoreamos un poco de ajo y perejil bien picados, sal y algo de pimienta blanca. 

Para beber, no hay que complicarse mucho la vida y un vino tinto joven combina a la perfección.

Fotografía del plato con fritada de calabacín y costilla de cerdo en conserva.
La tradicional fritada de calabacín con costilla de cerdo.

La conserva del tocino

Bien conocido es que cuando se sacrificaba el tocino en tiempos que ya parecen tan lejanos, una de las labores que más se agradecían con el paso de los meses era la de sus carnes en conserva, como el lomo o la costilla del gorrino.
Para elaborar esta conserva, se pone el lomo y la costilla en sal durante una semana con el fin de que la absorban bien. Pasado ese tiempo, se cortan en trozos y se fríen con abundante aceite. Una vez fritos, se colocan en los tarros de cristal cubiertos con aceite de oliva y se tapan bien para que se conserven sin problemas. En muchas casas, antiguamente, en lugar de tarros de cristal, se guardaba todo en una olla grande con aceite hasta arriba y se iban sacando los trozos de conserva para irlos consumiendo. Como hoy en día ya casi no se hacen estas conservas, podemos apañarnos con trozos de costilla frescos comprados en la carnicería o en el supermercado.


sábado, 1 de junio de 2024

A propósito del buixo

El boj (Buxus sempervirens) es un arbusto nativo de Europa, Asia occidental y el norte de África. Pertenece a la familia Buxaceae y se caracteriza por su follaje perenne de hojas pequeñas y brillantes, así como por su crecimiento lento y compacto. Es conocido por su longevidad, ya que algunos ejemplares pueden vivir varios siglos. En cuanto a su madera, se utiliza desde la antigüedad por sus propiedades excepcionales. Su dureza, densidad y poca porosidad hacen que sea un material apropiado para muchas aplicaciones. Por ejemplo, para la fabricación de utensilios de cocina, como cucharas, tenedores, espátulas, espumaderas, etcétera. Como apenas tiene poros, no coge color, olor, ni sabor y garantiza una excelente higiene. También se hacen con esta madera instrumentos musicales de viento e incluso muebles. Creo recordar que en alguna casa pirenaica me senté más de una vez en una cadiera de madera de boj al calor del fuego del hogar para escuchar las historias que los más mayores del lugar nos referían a los más pequeños mezclando hechos verídicos con detalles a todas luces irreales o, por lo menos, totalmente increíbles.

También se dice que el boj tiene propiedades mágicas y, de hecho, desde hace mucho tiempo se han fabricado amuletos y objetos relacionados con el esoterismo. Para quien seguro será un símbolo de buena suerte es para quienes alguna vez han sido agraciados con un premio de la lotería de Navidad, ya que las pequeñas bolitas que giran en esos grandes bombos son de madera de boj.

En zonas montañosas como el Pirineo aragonés, el boj tiene una gran presencia y en alguna que otra ocasión te puedes encontrar con un recodo del sendero hermosamente decorado por plantones de boj revestidos de musgos que le dan al paisaje un aire de cuento de hadas. En fabla aragonesa al boj se le denomina buxo y también buixo. Dada la vocación localista y de recuperación de nuestras tradiciones y nuestra cultura culinaria, he bautizado este blog 'Madera de buixo', una planta cuyo acusado e inconfundible aroma me ha acompañado desde mi infancia todos los veranos y periodos vacacionales que pasaba por los valles de Pineta, de Ordesa o Benasque.

Un sendero abrigado por un arco de misteriosos bojes en el valle de Benasque.

Senderos de belleza y misterio

En uno de mis senderos favoritos, hay un lugar rodeado de misterio, en el que parece que el monte te acoge en sus enigmáticas entrañas, bajo una hechizante penumbra gris y verde. Sólo se oye el canto de los pájaros y el susurro de un cercano arroyo empeñado en moldear las piedras que ayudan a cruzarlo. Imposible no sentirse traspasado por la paz que emana de los troncos de bojes o buixos vestidos con musgos verdosos y grisáceos de indescifrables significados. Un lugar vetado a la infelicidad y al desasosiego. Tendríamos que subir alguna vez  todos por senderos como éste, pues son muchos los que jalonan los hermosos montes pirenaicos.


Ya está a la venta Generaciones Blanco, un rico vino de Bodega Aldahara

Hace unos días asistí a la presentación del último vino que ha puesto en el mercado la Bodega Aldahara , en Estadilla, una empresa familiar ...